Ha pasado un año desde que la DANA del 29 de octubre de 2024 afectara a más de un centenar de localidades en el entorno de Valencia, dejando tras de sí pérdidas materiales y emocionales incalculables. En aquel contexto de emergencia nació el proyecto Salvem les fotos UPV / Recuperar las memorias, impulsado por la Universitat Politècnica de València (UPV) a través de la Facultad de Bellas Artes y el Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio (IRP), con la participación del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales.
Durante este año, el proyecto ha permitido recuperar y devolver miles de fotografías familiares dañadas por las inundaciones, pertenecientes a más de 400 familias que confiaron sus recuerdos a la UPV. La iniciativa, coordinada por Esther Nebot Díaz y Mª Pilar Soriano Sancho, ha contado con la colaboración de estudiantes, egresados, investigadores, profesores, personal técnico y entidades externas, entre ellas el Grupo Español del International Institute for Conservation (GE-IIC).
Más allá de la restauración material, el proyecto ha supuesto un ejercicio de transferencia social y reparación simbólica, al devolver no solo imágenes, sino también fragmentos de memoria e identidad. Cada fotografía recuperada representa un relato familiar restituido y un ejemplo de cómo la conservación y restauración pueden actuar también en el ámbito doméstico, donde el patrimonio íntimo adquiere un valor cultural incalculable.
Desde el punto de vista técnico, el trabajo ha implicado procesos complejos de estabilización, limpieza, desinfección, digitalización y reconstrucción. Se abordaron casos como la separación de fotografías fusionadas, el tratamiento de imágenes adheridas al vidrio o la recuperación de álbumes fragmentados. Todo ello ha evidenciado la importancia de la formación especializada y la intervención profesional en conservación, evitando daños irreversibles por actuaciones no cualificadas.
El balance de este año demuestra que Salvem les fotos UPV / Recuperar las memorias es mucho más que un proyecto de conservación: es una experiencia de resiliencia colectiva y de compromiso universitario con la sociedad. Para las familias, ha significado reencontrarse con su pasado; para los estudiantes, una oportunidad formativa transformadora; y para el equipo investigador y técnico, la confirmación del papel esencial que desempeña la conservación del patrimonio en situaciones de crisis.
En palabras del equipo del IRP, este proyecto “ha puesto de manifiesto que el patrimonio cultural no solo se encuentra en los museos, sino también en los hogares, y que su preservación refuerza la memoria colectiva y los lazos humanos que la sostienen”.
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Boletín extraordinario GE-IIC — Un año después de la DANA
